“Educación y Tecnologías”
Los
seres humanos como animales sociales estamos ‘condenados’ al encuentro, la
interacción, la convivencia y la conectividad. Las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC) han invadido persistentemente el paisaje
cotidiano, a punto tal que nos resulta dificultoso aprender a entender y
manejar estás tecnologías que parecieran mutar en un proceso de aceleración
cada vez menos pausado.
Las tecnologías forman parte
de nuestra manera de ver, vivir, sentir y pensar el mundo, y por lo tanto son
constitutivas de nuestra subjetividad[1].
Somos sujetos de poder productor y producido por un entorno. La familia, la
escuela, el barrio, el cyber, el club, la iglesia, los grupos de amigos, entre
otros espacios sociales, van a ser lugares significativos para la producción e
incrustación de sentidos en nuestra subjetividad. También la relación que
disfrutemos con las tecnologías y la concepción que asumamos sobre las mismas.
Abandonar la mirada simplista y dualista “apocalíptica” o “integrada”[2]
para pasar a una visión más compleja y sistémica que postula una relación
dialéctica como forma de vinculación y de constitución entre tecnología y
sujeto. Nuestra supervivencia como especie siempre ha estado signada por la
vinculación con las tecnologías, la comunicación y el conocimiento.
El sujeto se construye como tal dentro del grupo y en sociedad pues la
mediación cultural lo hace humano. Los sujetos internalizamos la propia
dominación de manera inconsciente. Al igual que Foucault, las ideas y los
conceptos son herramientas posibilitadoras de una visión más profunda y alejada
del sentido común. Creamos un entorno extraño,
injusto, desigual, donde la velocidad del cambio y la extrañeza del sujeto con
su ecosistema parecen primar en ese afán de sobrevivir. Vivimos en un contexto
capitalista signado por la eficacia, la eficiencia, la productividad y la
ganancia donde la apropiación, invención y patentamiento de tecnologías resulta
estratégicamente beneficioso desde el paradigma empresarial.
Sujetos y entorno se
vinculan relacionalmente (Burbules) así mientras inventamos nuevos artefactos y
herramientas ellas nos van construyendo y moldeando como sujetos. “La
influencia recíproca entre la oralidad con la que nacen todos los seres humanos
y la tecnología de la escritura, con la que nadie nace, afecta las
profundidades de la psique”[3]
Pensar las tecnologías como
prolongación de nuestro cuerpo y entender la red Internet como extensión de
nuestro sistema cognitivo global resulta fundamental para recuperar una
concepción significativa de los sujetos con el conocimiento situado, ubicuo,
invisible, conectado e hipermediado.
Vivimos una época plagada de
mediaciones. “La cuarta revolución, en la que está inmersa nuestra generación,
es la de los medios electrónicos y la digitalización, un nuevo código más
abstracto y artificial (necesitamos aparatos para producirlo y descifrarlo) de
representación de la información cuyas
consecuencias ya hemos comenzando a experimentar”[4].
El cambio del paisaje
tecnológico genera, hoy más que nunca la necesidad de repensar las relaciones del
sujeto con la enseñanza, la tecnología, la información, la comunicación, el
conocimiento y sus posibilidades de sustentabilidad como especie. Salomon afirma que las tecnologías nos hacen
cognitivamente más potentes, Burbules nos platea una visión entre sujeto y
entorno desde una concepción relacional y hasta impredecible. La gran cantidad
de información disponible en nuestro entorno capaz de generar lo que
algunos llaman “infoxicación”, muestran, así como el efecto Flynn (Efecto
de respuesta de los sujetos ante la creciente complejización de la cultura) una
estrecha vinculación entre exigencias e inteligencia. Ahora, poder pensar desde
este lugar nos instala dentro del paradigma de la complejidad y desde un sujeto
constructor y, a su vez construido permanentemente por su entorno. Un sujeto
capaz de responder inteligentemente a las permanentes exigencias epocales. “Los
procesos de enseñanza y de aprendizaje a través de entornos hipertextuales e
interactivos (ya sea con soportes hipermediales, simulaciones, micromundos
tecnológicos, plataformas virtuales, etc.) están dando cuenta de la necesidad
de generar nuevas dimensiones para el análisis de las relaciones entre
enseñanza, tecnología y conocimiento”[5]
“El mundo se está transformando a gran velocidad, estamos pasando de una
economía industrial a otra basada en la información y orientada por los medios.
A medida que el mundo que nos rodea se hace más pequeño, y la comunicación y
los medios se hacen más globales y difusos, la naturaleza de la sociedad, y de
nosotros mismos en tanto seres humanos, se está definiendo rápidamente en base
a nuestra capacidad para ser consumidores pero también productores de
conocimiento. La naturaleza del conocimiento –cómo se crea y quién lo crea-, así
como los espacios en que es posible encontrarlo están evolucionando
vertiginosamente[6]
“El desarrollo tecnológico posibilita que prácticamente cualquier
persona puede producir y diseminar información, de modo que el aprendizaje
puede tener lugar en cualquier momento y en cualquier lugar. Esta noción de “en
cualquier momento/en cualquier lugar” aparece a menudo descrita como “ubicua”
en la literatura sobre TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación).
Al hablar de computación ubicua podemos referirnos al uso de la tecnología para
cerrar brechas temporales y espaciales, hacer confluir lo físico y lo virtual o
bien sacar el uso de los ordenadores de oficinas y despachos para que exista en
los espacios sociales y públicos a través de dispositivos portátiles”[7].
Nuestras mentes están
atravesadas por entornos tecnológicos que soportan comunicaciones, relaciones,
consumos culturales y entretenimientos. Cuando no registramos esta situación se
genera un vacio entre los modos como nuestros alumnos conocen y aprenden y
nuestras propuestas para favorecer que ello ocurra[8]
[1]
Subjetividades como modos de ser y estar en el mundo, formas flexibles y
abiertas, cuyo horizonte de posibilidades transmuta en las diferentes
tradiciones culturales. En Sibilia Paula; (P. 105) La intimidad como
espectáculo; Fondo de Cultura Económica; 2008
[2]
Categorías de análisis de Eco Umberto; (1965) Apocalípticos e integrados;
Debolsillo.
[3] Ong
Walter; (2006: 172) Oralidad y escritura. Tecnologías de la palabra; Fondo de
Cultura Económica.
[4] Adell, Jordi;
Tendencias en educación en la sociedad de las tecnologías de la información; Disponible
en: http://www.uib.es/depart/gte/revelec7.html.
Consultado 13/07/2013.
[5] Lion Carina y Perosi Verónica; (2013)
“Conocimiento, hipertexto y enseñanza: perspectivas interpeladoras para
el análisis crítico”; Material de la carrera de Especialización y
Maestría en Tecnología Educativa; Universidad
de Buenos Aires; Facultad de Filosofía y Letras.
[6] Aprendizaje ubicuo; (2009); Bill Cope y Mary
Kalantzis; Traducción: Emilio Quintana; Grupo Nodos Ele: www.nodosele.com; Consultado: 13/07/2013.
[7] Aprendizaje ubicuo; (2009); Bill Cope y Mary
Kalantzis; Traducción: Emilio Quintana; Grupo Nodos Ele: www.nodosele.com; Consultado: 13/07/2013.
[8]
Maggio Mariana (2012: 22); Enriquecer la enseñanza. Los ambientes con alta
disposición tecnológica como oportunidad.
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